Tal vez hayas oído hablar de mí como "el chico de las hachas" o "el de las sartenes". En realidad, simplemente soy Iker, un mozo obsesionado con la naturaleza y un estilo de vida en desuso. Sin embargo, no siempre fue así. De niño, crecí en la ciudad, aunque ocasionalmente hacía senderismo en la montaña con mi familia o pasaba un par de semanas de verano en el campo. Eso sí, mi vista diaria era el asfalto del casco antiguo de Pamplona. No fue una mala niñez, pero notaba que faltaba algo.
Hace unos años comencé a darme cuenta que en realidad, vivir en la ciudad no me llenaba ni me aportaba felicidad. Sabía que mis abuelos en su juventud llevaban un día a día completamente diferente al mío: pasaban la mayor parte de su tiempo en el campo y había mucho trabajo manual de por medio - la autosuficiencia era su forma natural de vida. Sentí una nostalgia y un deseo inexplicable de aprender más sobre ello. En otras palabras, volver a las raíces con las que había perdido el contacto antes de nacer. Comencé a salir regularmente al campo, a aprender más sobre las montañas y los bosques, pero todavía a un nivel bastante superficial. Era un pequeño primer paso… hasta que tomé una decisión de forma muy consciente. Adentrarme plenamente en el monte para aprender las habilidades que alguna vez fueron utilizadas y hoy están olvidadas. Y para eso necesitaba un plan.
Comencé a investigar sobre la comunidad bushcraft. Aprendí sobre herramientas esenciales e incluso hice mi primera, aunque ridícula, cuchara de madera en casa, dejando todo el dormitorio lleno de astillas y virutas. Pero estaba muy orgulloso. Sin maestro alguno, fue mi primer intento de hacer algo de madera por mi cuenta y con algo de ayuda por parte de videos de YouTube. Poco a poco fui desarrollando nuevas habilidades, y como motivación para seguir educándome a mí mismo, me dejé claro que todas las semanas tendría que aprender algo nuevo. ¿Cómo? Creando yo mismo contenido audiovisual y compartiéndolo con otras personas. No se me ocurría motivación mejor. Aprender a transmitir estas actividades visualmente me dio mucha alegría y me abrió las puertas de lo que era un mundo desconocido para mí: el audiovisual y el cinematográfico.
Para que quede claro, al principio no tenía idea de cómo usar la cámara. Además, poco conocimiento tenía de usar un hacha eficientemente, de cómo hacer fuego en condiciones húmedas o de cómo reconocer muchos árboles o plantas. Y todo esto os lo digo no para presumir, sino para inspiraros y demostrar que el saber de nuestros abuelos no es tan difícil de recordar. No necesitas aislarte en las montañas para aprender sobre la naturaleza. Puedes hacerlo dondequiera que estés. Y para ello no necesitas nada, ni herramientas, ni equipamiento, sólo simple curiosidad y ganas. Y en caso de que las tengas, te invito a unirte a nuestra comunidad Basquecraft.